Pasar la vida en espera, ansiando la llegada de algo que, cuando llega, siempre supone decepción y comienzo de una nueva espera. La expectación como motor, como esperanza. Comenzar el lunes con la certeza de que, horas después, en el horizonte anodino de la semana, espera triunfal el viernes, la meta deseada, el oasis.
Y cuando llega el viernes, se cumple inevitable la desafortunada pérdida de tiempo, el spleen que anula, el letargo que impide la acción mínima. Entonces, cuesta abajo, amanece un sábado tardío, víspera de domingo nervioso, que hay que exprimir como un limón a punto de arrojarse a la basura, con manchas verdes e inicios de moho. El sábado pasa como un relámpago, es un relámpago, que hiere. Se acumulan las horas, los minutos perdidos, en el recipiente decrépito de vida que se va cayendo, que se va cediendo.
Para que al final, una vez más, se despierte el lunes sediento de tiempo fresco, y nuevo, y repetido... inútil. Gastar los días como cigarrillos de un fumador pasivo, que se conforma con aspirar el humo dañino que a otros pudre, siempre con el mismo objetivo en el horizonte: un viernes, unas vacaciones, una jubilación anticipada y pacífica, otro viaje, la muerte.
Y cuando llega el viernes, se cumple inevitable la desafortunada pérdida de tiempo, el spleen que anula, el letargo que impide la acción mínima. Entonces, cuesta abajo, amanece un sábado tardío, víspera de domingo nervioso, que hay que exprimir como un limón a punto de arrojarse a la basura, con manchas verdes e inicios de moho. El sábado pasa como un relámpago, es un relámpago, que hiere. Se acumulan las horas, los minutos perdidos, en el recipiente decrépito de vida que se va cayendo, que se va cediendo.
Para que al final, una vez más, se despierte el lunes sediento de tiempo fresco, y nuevo, y repetido... inútil. Gastar los días como cigarrillos de un fumador pasivo, que se conforma con aspirar el humo dañino que a otros pudre, siempre con el mismo objetivo en el horizonte: un viernes, unas vacaciones, una jubilación anticipada y pacífica, otro viaje, la muerte.
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